Es un elemento esencial en el maquillaje. Tiene la misión de unificar las distintas fuerzas de color que representan los ojos y la boca, aportando luminosidad.
El color en las mejillas es síntoma de buena salud. Durante años las mujeres campesinas que desarrollaban su vida al aire libre gozaban de un aspecto saludable que se manifestaba sobre todo en unos carrillos tersos y rojos similares a las manzanas. Sin embargo las mujeres que hacían la vida en los salones, aprendiendo a bordar y a tocar el piano, presentaban rostros macilentos y descoloridos que les daban un aspecto enfermizo. El colorete fue el remedio a todos los males de las más sofisticadas. En el siglo XVIII en Francia el colorete era un elemento imprescindible de la vida social tanto para hombres como para mujeres ya que además de proporcionar por sí solo un aspecto saludable, servía para reavivar el cutis, realzar los rasgos y esculpir el rostro, aunque se utilizaba de forma exagerada.
TEXTURAS
El colorete puede presentarse en varias formas:
Crema: formulado a base de cera y pigmentos coloreados, su composición tiene mucho en común con las barras de labios. Es resistente al agua y a la transpiración, por lo que su uso está muy indicado tanto para las actividades deportivas como para el verano.
En polvo: es la formulación más habitual y la preferida tanto de los profesionales como de las usuarias por su facilidad de aplicación, su fantástico efecto y sus grandes posibilidades para modelar el rostro. Los grandes avances tecnológicos han permitido crear unos polvos micronizados de tamaño casi imperceptible, a los que se añaden pigmentos coloreados y agentes hidratantes para no resecar.
UTENSILIOS
Pincel de grosor medio, preferentemente con el mando largo, lo que permite hacer movimientos más amplios al aplicarlo.
Colorete.
Brocha gorda y polvos sueltos para rectificar.
APLICACIÓN
La colocación del colorete es uno de los puntos esenciales del maquillaje porque con su emplazamiento puede modificar la forma del rostro y la arquitectura ósea.
El colorete se aplica en último lugar, después de haber maquillado los ojos y la boca, para percibir mejor la intensidad a dar; encima de los polvos sueltos y debajo si es en crema.
Hay que servirse de la palma de la mano como si fuera la paleta de un pintor para quitar del pincel el exceso de polvos y evitar que se formen placas.
Deslizar ligeramente el pincel con movimientos largos y ascendentes desde el hueso del pómulo hasta las sienes; insistir varias veces sin poner más cantidad en el pincel, difuminando al máximo.
Terminar pasando las palmas de las manos, limpias y bien secas, apretando sin deslizarlas para aumentar la permanencia.
CORRECCIONES
Rostro redondo. El color se utiliza para alargar, aplicado en forma de triángulo cuyos ángulos son la sien, el lóbulo de la oreja y el centro de la mejilla. Con gestos circulares, colorear
tenuemente el centro de las mejillas y la punta de la barbilla con el tono claro y difuminar bien el oscuro en la mandíbula inferior, las sienes y el nacimiento del pelo ya que al sombrear los lados se reduce ópticamente la redondez de la cara.
Rostro cuadrado. Se aplica el color horizontalmente, desde la nariz hasta la oreja, dando un toque claro sobre los pómulos y uno oscuro en la raíz del pelo y sobre los maxilares si éstos son prominentes.
Rostro alargado. Extender horizontalmente bajo los ojos, a la altura de las aletas de la nariz y difuminándolo hacia las sienes. Los tonos deben ser discretos y la aplicación ligera y degradada para que el colorete sea apenas perceptible.
Rostro ovalado. Generalmente, no precisa ninguna corrección especial. Se debe delimitar los contornos con el tono oscuro y aplicar el tono claro en el centro de las mejillas para dar aspecto saludable.
Rostro triangular. Para corregir una frente demasiado ancha aplicar el tono oscuro en el nacimiento del pelo; efectuando movimientos semicirculares con la curva abierta hacia el interior; el tono claro se aplica en lo alto de los pómulos, cerca de los ojos y justo debajo un toque oscuro bien difuminado.
COLORES
Hay que elegir cuidadosamente el tono del colorete, en armonía con el resto del maquillaje y, sobre todo, con el color de la barra de labios. Se deben evitar los contrastes; por ejemplo, un colorete naranja (armonía dorada) y unos labios rojo grosella (armonía azul), y mantener todos los tonos dentro de la misma familia; sólo el rojo-rojo puede infringir esta regla, ya que armoniza con ambas. En segundo lugar debe aproximarse lo más posible a la carnación natural para evitar un efecto artificial. También se pueden superponer varios colores, con la condición de que pertenezcan a la misma armonía y de que se difunden al máximo y no haya demarcaciones entre ellos.
TIPOS DE CUTIS
Cutis claros: rosa, melocotón, palo de rosa y rojo uva. Se deben evitar los marrones y naranjas.
Cutis mates: albaricoque, coral, marrón rojizo y dorado. Se deben evitar los tonos rosas y los muy oscuros.
Cutis rosados: borgoña y burdeos.
Cutis bronceados: el tono más parecido al de la piel; se puede sustituir el colorete por polvos bronceadores.
Pelirrojas: tonos cálidos como el marrón, beige o naranja.
COLORES
Rosa: favorecedor con luz eléctrica, es muy luminoso por la noche. Aclara los cutis átonos y realza cualquier maquillaje.
Marrón: sombrea los volúmenes, especialmente debajo de los pómulos y en las zonas prominentes de la mandíbula inferior, pero acusa también la dureza del rostro.
Rosa nacarado: aconsejado sólo para maquillajes de grandes ocasiones, aplicado en pequeños toques en la arcada de las cejas, las sienes y los lóbulos, proporciona buena cara.
Beige: poco favorecedor, da un aspecto apagado y triste.
El color en las mejillas es síntoma de buena salud. Durante años las mujeres campesinas que desarrollaban su vida al aire libre gozaban de un aspecto saludable que se manifestaba sobre todo en unos carrillos tersos y rojos similares a las manzanas. Sin embargo las mujeres que hacían la vida en los salones, aprendiendo a bordar y a tocar el piano, presentaban rostros macilentos y descoloridos que les daban un aspecto enfermizo. El colorete fue el remedio a todos los males de las más sofisticadas. En el siglo XVIII en Francia el colorete era un elemento imprescindible de la vida social tanto para hombres como para mujeres ya que además de proporcionar por sí solo un aspecto saludable, servía para reavivar el cutis, realzar los rasgos y esculpir el rostro, aunque se utilizaba de forma exagerada.
TEXTURAS
El colorete puede presentarse en varias formas:
Crema: formulado a base de cera y pigmentos coloreados, su composición tiene mucho en común con las barras de labios. Es resistente al agua y a la transpiración, por lo que su uso está muy indicado tanto para las actividades deportivas como para el verano.
En polvo: es la formulación más habitual y la preferida tanto de los profesionales como de las usuarias por su facilidad de aplicación, su fantástico efecto y sus grandes posibilidades para modelar el rostro. Los grandes avances tecnológicos han permitido crear unos polvos micronizados de tamaño casi imperceptible, a los que se añaden pigmentos coloreados y agentes hidratantes para no resecar.
UTENSILIOS
Pincel de grosor medio, preferentemente con el mando largo, lo que permite hacer movimientos más amplios al aplicarlo.
Colorete.
Brocha gorda y polvos sueltos para rectificar.
APLICACIÓN
La colocación del colorete es uno de los puntos esenciales del maquillaje porque con su emplazamiento puede modificar la forma del rostro y la arquitectura ósea.
El colorete se aplica en último lugar, después de haber maquillado los ojos y la boca, para percibir mejor la intensidad a dar; encima de los polvos sueltos y debajo si es en crema.
Hay que servirse de la palma de la mano como si fuera la paleta de un pintor para quitar del pincel el exceso de polvos y evitar que se formen placas.
Deslizar ligeramente el pincel con movimientos largos y ascendentes desde el hueso del pómulo hasta las sienes; insistir varias veces sin poner más cantidad en el pincel, difuminando al máximo.
Terminar pasando las palmas de las manos, limpias y bien secas, apretando sin deslizarlas para aumentar la permanencia.
CORRECCIONES
Rostro redondo. El color se utiliza para alargar, aplicado en forma de triángulo cuyos ángulos son la sien, el lóbulo de la oreja y el centro de la mejilla. Con gestos circulares, colorear
tenuemente el centro de las mejillas y la punta de la barbilla con el tono claro y difuminar bien el oscuro en la mandíbula inferior, las sienes y el nacimiento del pelo ya que al sombrear los lados se reduce ópticamente la redondez de la cara.
Rostro cuadrado. Se aplica el color horizontalmente, desde la nariz hasta la oreja, dando un toque claro sobre los pómulos y uno oscuro en la raíz del pelo y sobre los maxilares si éstos son prominentes.
Rostro alargado. Extender horizontalmente bajo los ojos, a la altura de las aletas de la nariz y difuminándolo hacia las sienes. Los tonos deben ser discretos y la aplicación ligera y degradada para que el colorete sea apenas perceptible.
Rostro ovalado. Generalmente, no precisa ninguna corrección especial. Se debe delimitar los contornos con el tono oscuro y aplicar el tono claro en el centro de las mejillas para dar aspecto saludable.
Rostro triangular. Para corregir una frente demasiado ancha aplicar el tono oscuro en el nacimiento del pelo; efectuando movimientos semicirculares con la curva abierta hacia el interior; el tono claro se aplica en lo alto de los pómulos, cerca de los ojos y justo debajo un toque oscuro bien difuminado.
COLORES
Hay que elegir cuidadosamente el tono del colorete, en armonía con el resto del maquillaje y, sobre todo, con el color de la barra de labios. Se deben evitar los contrastes; por ejemplo, un colorete naranja (armonía dorada) y unos labios rojo grosella (armonía azul), y mantener todos los tonos dentro de la misma familia; sólo el rojo-rojo puede infringir esta regla, ya que armoniza con ambas. En segundo lugar debe aproximarse lo más posible a la carnación natural para evitar un efecto artificial. También se pueden superponer varios colores, con la condición de que pertenezcan a la misma armonía y de que se difunden al máximo y no haya demarcaciones entre ellos.
TIPOS DE CUTIS
Cutis claros: rosa, melocotón, palo de rosa y rojo uva. Se deben evitar los marrones y naranjas.
Cutis mates: albaricoque, coral, marrón rojizo y dorado. Se deben evitar los tonos rosas y los muy oscuros.
Cutis rosados: borgoña y burdeos.
Cutis bronceados: el tono más parecido al de la piel; se puede sustituir el colorete por polvos bronceadores.
Pelirrojas: tonos cálidos como el marrón, beige o naranja.
COLORES
Rosa: favorecedor con luz eléctrica, es muy luminoso por la noche. Aclara los cutis átonos y realza cualquier maquillaje.
Marrón: sombrea los volúmenes, especialmente debajo de los pómulos y en las zonas prominentes de la mandíbula inferior, pero acusa también la dureza del rostro.
Rosa nacarado: aconsejado sólo para maquillajes de grandes ocasiones, aplicado en pequeños toques en la arcada de las cejas, las sienes y los lóbulos, proporciona buena cara.
Beige: poco favorecedor, da un aspecto apagado y triste.
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